Hoy quiero hablarles sobre un tema que puede resultar bastante polémico, pero que considero importante abordar: la forma en que a menudo se nos culpa como padres, y algo que he aprendido en este camino de la crianza, LA VAMOS A REGAR, pero jamas tendremos la intención de hacer daño.
Pero la solución para evitar los efectos adversos de nuestros errores no esta en culparnos si no en brindarnos una educación adecuada para enfrentar los desafíos de la crianza. Tomando como base el libro «Padres Eficaces y Técnicamente Preparados», quiero compartir con ustedes algunas reflexiones.
Ser padre es un trabajo arduo y desafiante, todos lo sabemos. Sin embargo, en ocasiones nos encontramos con situaciones en las que nos sentimos culpables por no cumplir con ciertos estándares de crianza que se nos imponen. Ya sea porque nuestros hijos no comen de manera perfecta, no duermen las horas necesarias o incluso porque no alcanzan los logros académicos esperados, parece que siempre se nos culpa como padres.
Pero aquí está la verdad: no se nos educa adecuadamente sobre cómo ser padres. No nos enseñan en la escuela cómo lidiar con los berrinches, cómo establecer límites firmes pero amorosos, o cómo fomentar la autoestima en nuestros hijos. No recibimos un manual de instrucciones al convertirnos en padres, y eso está bien. Todos estamos aprendiendo sobre la marcha.
Es cierto que existen numerosos libros y recursos sobre crianza, y en este canal iré compartiendo los resúmenes y las herramientas a través de distintas publicaciones. Sin embargo, es importante recordar que no hay una única forma correcta de ser padre.
Como padres, también debemos tener en cuenta nuestra cultura y tradiciones. La crianza en México tiene sus particularidades, y es valioso integrar esos aspectos en nuestra forma de criar. No debemos sentirnos presionados por cumplir con estándares externos que no se alinean con nuestras creencias y valores.
En lugar de quedarnos en la culpa, es momento de buscar la educación y el apoyo que necesitamos. Podemos aprender de otros padres, compartir experiencias y buscar recursos que se ajusten a nuestras necesidades. Es un proceso de crecimiento constante, en el que también podemos cometer errores. Y eso está bien, porque esos errores nos brindan oportunidades para aprender y mejorar como padres.
Así que, queridos compañeros de paternidad, no seamos tan duros con nosotros mismos. No permitamos que la culpa nos paralice. Busquemos la educación y el apoyo que necesitamos, pero recordemos que cada uno de nosotros está haciendo lo mejor que puede en esta hermosa, desafiante y gratificante labor de ser padres. ¡Sigamos adelante, aprendiendo y amando a nuestros hijos con todo nuestro corazón!